En Bolivia son tres los tipos de cáncer que más afectan a los niños: leucemia, tumores y retinoblastoma, aunque no se tiene el número total de casos, informó la responsable del programa nacional, Sdenka Mauri.
La especialista indicó que del total de casos reportados, la leucemia, enfermedad que ataca a las células de la sangre, es la que más afecta a los niños; luego se registran los tumores cerebrales; y después, la retinoblastoma, que es el cáncer en el ojo. Cochabamba reporta más casos.Mauri indicó que los otros tipos de cáncer menos frecuentes, pero que tienen presencia en el país, son los hepatoblastomas en el hígado (crecimiento anormal de tejidos en el hígado) y los rabdomiosarcomas en los músculos (que es un tumor que se adhiere al hueso).
Diego se tambalea un poco al caminar. Su madre, Yomaira, le da la mano de inmediato. Él, de 2 años y 7 meses, y ella, de 25, se miran e intercambian sonrisas, mientras la mujer acaricia la pequeña cabeza calva de su hijo, que tiene una cicatriz de 5 centímetros arriba de la nuca.
Al menor le diagnosticaron un tumor cerebral en septiembre del año pasado. Luego de varios exámenes, en menos de una semana, lo intervinieron y extirparon la mitad del tumor.
“Más que la enfermedad, la operación se me hizo más difícil, no sabía cómo iba a salir. Los médicos no me explicaron lo que le iban a hacer”, dice Yomaira, quien sostiene que su hijo no caminaba bien, no escuchaba ni hablaba y presentaba vómito.
Con terapia de lenguaje y física, Diego ya dice algunas palabras, escucha y es más estable al caminar. Actualmente recibe sesiones de quimioterapia, con lo que se espera reducir el tamaño de la otra parte del tumor, para que pueda ser intervenido por segunda ocasión.
“Espero que sea un niño normal, de a poco, no me desespero, es la voluntad de Dios que mi hijo se esté sanando”, expresa.
Misael, de 9 años, es otro “guerrero que batalla por su vida cada día”, sostiene su madre, Carmen. Al menor le detectaron cáncer en el estómago cuando tenía 7.
“Mi hijo era gordito y rápidamente bajó de peso, pero seguía barrigón. Lo llevé al hospital Guayaquil y me dijeron que tenía el hígado hinchado. Le mandaron unas medicinas, pero no le hicieron nada, él seguía con problemas para respirar y siempre estaba cansado. Así que le hice una ecografía particular y me dijeron que era un tumor del tamaño de una toronja”, recuerda la mujer.
Luego de dos meses de quimioterapia, al menor le extirparon el tumor y el riñón derecho. Durante un año y cinco meses recibió sesiones de quimioterapia. “Él me preguntaba qué tenía y yo no le podía decir; antes de ser operado, el médico le explicó y lo tomó con calma. Solo me preguntó: ¿Y si me muero? Yo contesté que eso no va a pasar y lo abracé”, cuenta.
Actualmente está en controles mensuales, debido a que podría recaer porque el tumor era maligno. Este año cursará el quinto año de básica.
La batalla que enfrentan a diario estos niños se recuerda hoy, en el Día Internacional del Niño con Cáncer.
En esta fecha es importante recalcar que el cáncer en niños no se puede prevenir, pero sí diagnosticar tempranamente, sostiene Luis Espín, oncólogo pediatra de Solca, y agrega que la leucemia es el mal que predomina en el país y a nivel mundial. El año pasado se registraron 189 nuevos casos de cáncer: 94 por leucemia, 25 cerebrales, 22 linfomas y 49 de otros tipos. En el 2011 se atendieron 194.
Del total de nuevos casos, el 30% llega en etapa terminal, dice el especialista, quien sostiene que las células cancerígenas de los niños son más agresivas que las de los adultos, pero los menores son el 75% más sensibles al tratamiento.
Espín recomienda que en los centros primarios se debe capacitar a los médicos para que consideren al cáncer como uno de los tres posibles diagnósticos para descartar o detectar el mal tempranamente.
En tanto que en el hospital de niños Francisco de Ycaza Bustamante por conmemorarse este día se realiza una caminata en los alrededores del centro y una casa abierta sobre este mal en el área de consulta externa.
En esta casa de salud se inició la atención en oncología en el 2009. En noviembre del 2010 se aperturó un área de hospitalización ambulatoria para los menores que necesitan sesiones de quimioterapia.
En los cuatro años se ha atendido a 7.513 pacientes en oncología. De esa cifra, a 284 se les detectó cáncer en el cerebro, riñón, hígado, ganglios, huesos, entre otros.
En el 2011 se presentaron 25 casos nuevos y en el 2015, 45. Este aumento se debe a la detección precoz, según Doris Calle, oncóloga pediatra del hospital, quien sostiene que las leucemias son las más frecuentes, pero no se tratan en este centro público. Se han detectado 100 casos en los cuatro años y han sido derivados a Solca.
Actualmente, 27 pacientes terminaron su tratamiento y están en controles, mientras que 65 niños reciben sesiones de quimioterapia.
Uno de ellos es Carlos, de quince meses de edad. Mientras él dormía y recibía el tratamiento, su madre Danny, de 37 años, le acariciaba el brazo derecho. “A los seis meses le sentí una masa en forma alargada en el estómago, pero en el dispensario me dijeron que el bebe tenía hígado graso, e incluso le hicieron ecografías y me decían lo mismo. Recién en noviembre le detectaron aquí la enfermedad”, comenta la oriunda de Posorja, quien sostiene que con la quimioterapia, el tumor en el hígado ha disminuido de tamaño en un 50%.
Se espera que hasta fines de febrero baje más para que lo puedan operar, señala Calle.
La especialista agrega que para detectar a tiempo el cáncer, los padres deben llevar al niño a las consultas pediátricas mensuales hasta el primer año y de ahí dos veces por año. La fiebre prolongada, dolor de huesos, anemia, son algunos de los síntomas de alarma de este mal.
En el Hospital del Niño no hay patólogo desde el 2011, por lo que las biopsias se envían a otros centros para su estudio.
En esta casa de salud se proyecta crear un servicio de Onco-Hemato para los menores inmunodeprimidos que se descompensen y necesiten ser hospitalizados. Será una infraestructura de 600 m² que se construirá en la terraza del segundo piso. Se está trabajando en el diseño y se prevé que la obra se inicie a fines de este año, anuncia Xavier Chacón, gerente del hospital.
En México, el cáncer de próstata ocupa el segundo lugar de muertes por cáncer entre los hombres. Los tratamientos que existen hasta ahora y que se usan desde hace tiempo son hormonales, pero hay un sector de la población afectada que no responde a estas sustancias y una de las hipótesis es que pueden presentar un cáncer prostático de origen neuronal.
María Elena Hernández Aguilar, del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana, dice que a partir de investigaciones recientes en neuroncología -disciplina que estudia el cáncer producido por alteraciones del sistema nervioso en cualquier parte del cuerpo- se aborda el cáncer de próstata desde un enfoque neuronal ante la ineficacia de los medicamentos que impactan el sistema endócrino, sin efecto alguno en el neuronal.
"La hipótesis que propongo y en la que estamos empezando a trabajar es que las patologías en la próstata son iniciadas por una degeneración en el sistema nervioso periférico (que relaciona al sistema nervioso central con órganos y miembros) y son mantenidas posteriormente por el sistema hormonal".
Explicó que el cáncer de próstata es una patología que se presenta en edades avanzadas, justo cuando empieza a haber una degeneración del sistema nervioso y que tiene que ver con la vejez.
El cáncer de próstata es un padecimiento que afecta más a hombres mayores de 65 años y es poco común entre los menores de 45 años. A nivel mundial es también el segundo más frecuente con 680 mil nuevos casos al año, aproximadamente.
La integrante de la Academia Mexicana de Ciencias explicó que el sistema hormonal se mantiene más o menos constante pese a las variaciones de la edad: conforme el hombre envejece los niveles de testosterona (principal hormona masculina) van decayendo, pero los de prolactina (una hormona sexual peptídica) van aumentando (hiperprolactinemia), por lo que considera que ésta es la que tiene una influencia más fuerte en el cáncer de próstata que la testosterona.
"Los resultados nos han llevado a apoyar una hipótesis en ese sentido. Pero resulta que la próstata también tiene una inervación, la cual está dada por dos nervios situados a nivel de la cadera: pélvico e hipogástrico, un dato que en el momento en que se llevaba la investigación no habíamos considerado", explicó la neuroendocrinóloga.
Hernández Aguilar sostuvo que la idea es empezar a estudiar la relación que hay entre el sistema nervioso periférico y el control de la glándula prostática, pues es necesario establecer, primero, la fisiología de la próstata, compleja por cierto, para conocer después el origen de sus patologías.
La especialista comentó que esta investigación se lleva a cabo de manera inédita en México, aunque en otros países ya se trabaja con el ganglio pélvico, pero sin involucrarse en la relación que tiene con el sistema hormonal.
"La importancia de esta investigación es ver cuál es el efecto que tiene el sistema nervioso sobre la próstata, vincularlo con el sistema hormonal y saber cómo se mantienen estas patologías. Se sabe que la prolactina induce patologías, creemos que esta hormona es la que puede mediar el que las células epiteliales adquieran la capacidad de migrar y hacer metástasis. Lo que no sabemos es si pueden estar ayudadas por esta degeneración del sistema nervioso y es lo que estamos evaluando".
Hernández Aguilar explicó que la próstata produce el semen prostático y lo hace de manera constante, pero durante la expresión de la conducta sexual hay mayor producción.
"Lo que sabemos es que la actividad sexual promueve cambios en la estructura de la próstata, ¿qué quiere decir esto?, que durante la misma se modifican los niveles de algunas hormonas, hay un aumento de la prolactina y de testosterona, y una caída de estradiol, también hay un incremento de receptores androgénicos (sitios en la superficie de las células afines a la testosterona), es decir, un conjunto de cambios endocrinológicos que aumentan el peso de la próstata, el cual ya no cambia, ahí se mantiene, pero si se le introduce prolactina a un modelo animal (en ratas) que no ha tenido actividad sexual, esta sustancia produce aumento del peso de la próstata, lo cual no se observa cuando se tienen animales sexualmente expertos".
De ahí que la investigadora subraya el interés de trabajar en animales sexualmente expertos en los que hay un cambio en la estructura y en la función de la próstata que fue inducido por la propia experiencia sexual; lo que no resulta igual al trabajar con una próstata que no fue sometida a ese cambio.
María Elena Hernández, quien empezó con esta investigación en 2004, habiendo conseguido hasta el momento resultados significativos, sostuvo que por ahora no trata de buscar como primer paso curar el cáncer prostático, sino saber por qué y en qué momento va cambiando la funcionalidad de la próstata hasta derivar en una patología.
María Elena Hernández Aguilar aseguró por otro lado, que en el organismo no ocurre nada si no está controlado por el cerebro y, lo que se refiere al sistema de inervación (sistema nervioso periférico) aún falta por ser investigado en su totalidad, pues su estudio no resulta fácil.
Mencionó que su proyecto se desarrolla en diferentes líneas tratando de encontrar respuestas a preguntas tanto a nivel hormonal como neuronal y confía en que a mediados de este año pueda publicar los primeros datos del trabajo que realiza junto con su equipo que espera sean aceptados para seguir avanzando en sus estudios.